Bienvenido sea el proyecto HUGES por Dr Rafael Pacheco Guevara

Bienvenido sea el proyecto HUGES.
por Rafael Pacheco Guevara, Médico legista y bioeticista. Internista. Docente y articulista. Hospital Reina Sofía Murcia.@RPachecoGuevara

 

No cabe otra actitud que la de felicitarnos por esta buena iniciativa, que se suma a otras anteriores (HUCI y HURGE).

Para la Academia de la Lengua (RAE), humanización es:

“hacer humano, familiar y afable a alguien algo”, mientras que la razón es la “facultad de inventar, idear, pensar o reflexionar sobre algo” y el hombre es “el ser animado racional”.
Pues bien, sobre esos mimbres, es acertado articular este oportuno proyecto.

Humanizar la gestión puede ser algo tan aparentemente sencillo como lograr, siguiendo con las definiciones de la RAE, “ablandarla, desenojarla y hacerla benigna”.

Es harto frecuente el error de asociar la bioética, exclusivamente, a los dilemas surgidos en la práctica clínica.
Siendo real la enorme importancia de la ética médico-sanitaria en todo lo relacionado con la actuación cotidiana de los profesionales de la salud, también lo es que, una correcta gestión y administración de los recursos humanos y económicos, ha de estar en todo momento fuertemente impregnada por ciertos valores, que consideramos imprescindibles: honradez, transparencia, veracidad, objetividad, solidaridad, altruismo, universalidad, justicia, responsabilidad, eficiencia y equidad.

La principal obligación del buen gestor de la salud radica en garantizar, en todo momento, la prestación de un correcto servicio sanitario con honestidad y eficacia. Ha de saber que, tanto la calidad como la excelencia, en lo que a la asistencia sanitaria se refieren, lejos de ser unos lujos, constituyen unos auténticos imperativos éticos.

Desde las autoridades centrales y autonómicas, que son quienes deciden sobre las grandes directrices políticas (macrogestión sanitaria) y los responsables de las instituciones, a quienes corresponde la mesogestión, hasta los jefes de los servicios médicos y las supervisoras de enfermería, a través de su microgestión, todos sin excepción, han de actuar convencidos y comprometidos con la eficiencia de su labor.
Nunca deben olvidar que ésta será el resultado de añadir decencia, a la eficacia.
Cuando siendo altamente resolutivos, procuramos simultáneamente generar el menor consumo posible de los recursos con los que contamos, estamos siendo eficientes…

Pero para conseguir humanizar la gestión, se ha de ir mucho más allá: dando por hecho que lo que hacemos, se lleva a cabo con equidad, justicia y eficiencia, se trata de conseguir, además, la máxima satisfacción de los pacientes, proyectando en la totalidad de nuestra organización el convencimiento de que, además de atenderles e intentar curarles o mejorarles, hay que cuidarles, en todo momento, con calidez, cercanía y sencillez.
La impregnación ética de la gestión, lejos de una moda, tendrá que ser asumida y conceptualizada como un irrenunciable deber.

En todo lo relacionado con la asistencia y la salud, la evidencia científica no puede estar separada de la conciencia humanista… Ambas son complementarias y conforman lo esencial de esa relación de ayuda que es tan propia de nuestras profesiones.

Lo nuestro es un servicio, al que nos debemos todos, empezando por quienes ostentan la mayor responsabilidad.

Cuando nombramos un equipo directivo, gestionamos una lista de espera, decidimos priorizar determinadas prestaciones, responsabilizamos a alguien de una concreta misión, optamos por la adquisición de un determinado material o aparataje, reconocemos y premiamos una actuación o, por el contrario, nos vemos obligados a sancionar alguna conducta… tenemos que hacerlo con justicia, fundamento, ecuanimidad, sensatez y siempre de manera magnánima (literalmente: con grandeza del alma). Todo lo anterior, tiene mucho que ver con humanizar la gestión.

También está muy relacionada con la forma de gestionar que pretendemos, la defensa de una clara actitud de potenciación de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en las instituciones sanitarias: protección del medio ambiente (procurando una nula o mínima contaminación, así como una correcta eliminación de los residuos), ahorro de energía (ejemplo: instalación de placas solares), fomento del deporte y del arte (su presencia siempre humaniza), contratación de profesores para los niños y adolescentes ingresados, protección de una buena conciliación de la vida familiar y laboral, estimulación de la lactancia materna, lucha contra el tabaco e insistencia en el constante y repetido lavado de manos (personal sanitario), entre otras acciones saludables y ecológicas.

Así como sin ética no hay medicina, sin valores morales no se puede gestionar una atención sanitaria de calidad y respetuosa con los derechos de los enfermos, con los de sus familiares y con los de la sociedad en general, que es quien recibe y financia nuestra actividad.

Al respecto de este breve acercamiento a HUGES, valga citar el lema corporativo e institucional, adoptado hace ya 10 años por el Hospital General Universitario Reina Sofía de Murcia: “Compromiso asistencial, impregnado de valores”

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